Ser gerente o dueño de una nueva o pequeña empresa está asociado a una variedad importante de emociones difíciles: Puede ser emocionante, aterrador, desesperante, poderoso y humillante, y todo a la vez. Si a eso le sumamos que el negocio empieza a encontrar su sitio incluso a crecer, es probable que todo se complique aún más.
La semana pasada compartimos con todos los seguidores del Blog dedicado a las Organizaciones sin ánimo de lucro el caso de Charity Water y el cómo planteamientos innovadores han hecho crecer el egagement, la transparencia y por tanto las donaciones de las personas con la causa.
Según cifras no oficiales, existen en el mundo más de 1 millón de organizaciones sin fines lucrativos. Las personas que se dedican a la captación de las donaciones dentro de estas asociaciones no tienen sino un arduo trabajo por buscar maneras de incrementar o mantener el ritmo de donaciones que hacen que éstas puedan continuar con su bonita labor.
La palabra «riesgo» tiene una connotación negativa bonita. A menudo se utiliza como un término general para referirnos a las cosas que pueden salir mal en un negocio. También es la palabra clave para personas que sólo quieren vender seguros. Ellos siempre hablando a los clientes acerca de los riesgos y el daño que pueden hacer a su negocio. El tono siempre sugiere que el riesgo acecha a cada paso, asustando incluso a los clientes.
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